jueves, 16 de agosto de 2012

Reseña: Informe del Cielo y del Infierno.

Es una narración escrita por la talentosa Silvina Ocampo, escrita en 1970. Silvina nos cuenta como las personas nos vemos a elegir, después de morir entre el cielo y el infierno. Según nos cuenta que no son todo lujos, sino de que son simples cosas cotidianas que podemos encontrar en cualquier lado desde una rosa, libros o hasta soles, como puede ser cualquier tipo de cosa. Pero lo único que cada una de estas cosas tienen un significado, según lo que  vos veas, ya que va estar casi inconsciente, es lo que elegiste a lo largo de tu vida. No importa que veas algo al principio y después cualquier otra cosa. Sino de cada uno de ellos se caracteriza por ser objetos de cielo o el infierno. Pero te demuestra que lo que ves, puede ser de cualquier de ambos lados y que puede que allá gente que por mas mínimos detalles vallan al Infierno y en cambio otros al Cielo.
Lo que más rescato de este texto es que te deja reflexionar sobre como estas y que estás haciendo con tu vida. También te enseña que nada ni nadie tiene asegurado ni el cielo ni el infierno, que solo se trata de vivir y disfrutar la vida. Vale aclarar que este testo lo recomiendo, esta bueno leerlo para en eso día en que no sabes para donde va tu vida, porque te deja mucho en que PENSAR.
Cuento original:
A ejemplo de las grandes casas de remate, el Cielo y el Infierno contienen en sus galerías hacinamientos de objetos que no asombrarán a nadie, porque son los que hay en las casas del mundo. Pero no es bastante claro hablar sólo de objetos: en esas galerías también hay ciudades, pueblos, jardines, montañas, valles, soles, lunas, vientos, mares, estrellas, reflejos, temperaturas, sabores, perfumes, sonidos, pues toda suerte de sensaciones y de espectáculos nos depara la eternidad.
Si el viento ruge, para ti, como un tigre y la paloma angelical tiene, al mirar, ojos de hiena, si el hombre acicalado que cruza por la calle, está vestido de andrajos lascivos; si la rosa con títulos honoríficos, que te regalan, es un trapo desteñido y menos interesante que un gorrión; si la cara de tu mujer es un leño descascarado y furioso: tus ojos y no Dios, los creó así.
Cuando mueras, los demonios y los ángeles, que son parejamente ávidos, sabiendo que estás adormecido, un poco en este mundo y un poco en cualquier otro, llegarán disfrazados a tu lecho y, acariciando tu cabeza, te darán a elegir las cosas que preferiste a lo largo de tu vida. En una suerte de muestrario, al principio, te enseñarán las cosas elementales. Si te enseñan el sol, la luna o las estrellas, los verás en una esfera de cristal pintada, y creerás que esa esfera de cristal es el mundo; si te muestran el mar o las montañas, los verás en una piedra y creerás que esa piedra es el mar y las montañas; si te muestran un caballo, será una miniatura, pero creerás que ese caballo es un verdadero caballo. Los ángeles y los demonios distraerán tu ánimo con retratos de flores, de frutas abrillantadas y de bombones; haciéndote creer que eres todavía niño, te sentarán en una silla de manos, llamada también silla de reina o sillita de oro, y de ese modo te llevarán, con las manos entrelazadas, por aquellos corredores al centro de tu vida, donde moran tus preferencias. Ten cuidado. Si eliges más cosas del Infierno que del Cielo, irás tal vez al Cielo; de lo contrario, si eliges más cosas del Cielo que del Infierno, corres el riesgo de ir al Infierno, pues tu amor a las cosas celestiales denotará mera concupiscencia.
Las leyes del Cielo y del Infierno son versátiles. Que vayas a un lugar o a otro depende de un ínfimo detalle. Conozco personas que por una llave rota o una jaula de mimbre fueron al Infierno y otras que por un papel de diario o una taza de leche, al Cielo.
                                                          Florencia Fiorella Lourdes Casciano.

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